Cuando ingrese a la academia, entre con las típicas aprehensiones que se tienen de un lugar desconocido. No saber con qué me iba a encontrar, si era realmente lo que yo quería, y si me iba a gustar esto. Con el correr de las semanas, me fui sintiendo como si fuera un lugar en el que hubiese estado mucho tiempo. Siempre tuve apoyo, buenos consejos, buena formación y también mano dura, que me ayudó a tener confianza en mí y en mis conocimientos desde el primer día de trabajo. Gracias a ustedes, me siento segura de lo que hago, y por sobre todo le tengo cariño a mi trabajo. Son personas muy profesionales pero también muy humanos, y esto no se encuentra en todas partes, solo en ACHAC.